«Comiendo violencia y muerte»

Por Diego Poderoso

Hace un mes comencé a plantearme hacer algo que siempre había querido hacer: pasarme al vegetarianismo. Nunca me había atrevido por varias razones como la influencia de mi familia en la comida diaria, la costumbre de comer carne y la falta de concienciación. Sin embargo, tras informarme y visionar documentales, me decidí a ello. Gary Yourofsky es un activista vegano que ha sido detenido más de diez veces por llevar a cabo movimientos a favor de la protección de los animales. El siguiente discurso conforma el punto de inflexión que me hizo volcarme a ello y cambiar mi estilo de vida. Tal y como pide él a los alumnos que le están escuchando, considero que debemos ver lo que ocurre en los mataderos ya que contribuimos a lo que ocurre en ellos.

Durante dos semanas he estado sin comer ningún tipo de animal y puedo confirmar que no ha sido duro. Lo realmente molesto han sido todas esas preguntas, consejos y opiniones del resto que parecen convertirse en una necesidad de cambiar mi nueva postura ya sea por culpabilidad, por falta de conciencia o por desprecio que generan actitudes diferentes a las establecidas como «normales». He estado expuesto a miles de sugerencias que se resumen en «si vas a hacerte vegetariano, no seas de los que critican a los que comemos carne» o «eso es antinatural, el ser humano come carne desde siempre». Y la que más me gusta: «¡qué bien que te hagas vegetariano! Yo no podría, me gusta demasiado la carne».

Todas y cada una de esas opiniones las he recibido sin sacar el tema. Simplemente, en comidas grupales me han ofrecido carne y me he negado. Entonces surge el porqué y he de explicarlo. Sin pedirlo, comienza el aluvión.

Por otra parte, el vegetarianismo y el veganismo existen, razones culturales aparte, por el maltrato animal tanto en granjas como en mataderos, el objetivo principal NO es oponerse al argumento de la cadena alimentaria. Es una forma de revelación ante el sistema capitalista y de protección de una de las principales víctimas de él, los animales.maxresdefault

Actualmente, en la era de la carne, parece más difícil que nunca dejar de comer animales. No obstante, no deja de ser una excusa más para no hacerlo. No debemos sentirnos culpables por haber estado tantos años consumiéndola, debemos sentirnos culpables de poder informarnos y actuar y no hacerlo.

Me encanta la carne, es un gran placer degustar una buena hamburguesa, un pescado al horno o unas alitas de pollo picantes. Aún así, no puede convertirse en un obstáculo para la ética. Al fin y al cabo, la supremacía del ser humano por encima del resto de especies es una concepción también humana, las especies tienen los mismos derechos independientemente del nivel de evolución. Consideramos la esclavitud, el racismo o el sexismo como comportamientos erróneos pero, ¿acaso los animales no están esclavizados? ¿las gallinas, vacas o cerdos encerrados en granjas para su explotación y futura ejecución no es esclavización?animales-mataderos-indonesia

Vegetarianos y veganos son de tal manera gracias a la información, por lo tanto,si aquellos que comen carne no desean colaborar, es necesario un feedback en ese respeto tan reclamado.

Quizá llegué un razonamiento que me convenza más pero, mientras tanto, seguiré siendo vegetariano y a día de hoy, puedo confirmar que es posible vivir sin comer carne con una concienciación previa o, simplemente, reflexionando y cambiando de la noche a la mañana.

«Caminando por ahí, como quien no quiere la cosa, como si fueran seres pacíficos que no causan daño a nadie, como si alimentarse de violencia y muerte fuera normal»