Reportaje: Conoce el Síndrome de Diógenes

Acumulan y recogen basura, a veces de forma ordenada pero otras simplemente formando un conglomerado desordenado con el que suplen un deseo de apego mal enfocado. Por tanto, no solo se basa en guardar objetos comprados, sino que más bien no se deshacen de nada, llegando a acumular hasta residuos de comida. Esto es, en resumidas cuentas, el Síndrome de Diógenes.

Este patrón de conducta humana se estudió por primera vez en el 1960. Sin embargo, no fue hasta el 1975 cuando se le denomina haciendo referencia a este filósofo clásico cinista. Diógenes de Sinope rehuía de la compañía humana y vivía en soledad, dos características principales de este comportamiento, aunque estaba en contra de las dependencias materiales. Prefería verse rodeado de pocas cosas, qué contradicción.

Actualmente, el  Síndrome de Diógenes afecta a un 6% de la población. Messi_WohnraumPrincipalmente afecta a personas de avanzada edad y, aunque usualmente se relaciona con la pobreza, no es una característica principal. Sí que está relacionado con este comportamiento la forma de vida austera, una pobreza voluntaria. Son capaces de ahorrar grandes cantidades de dinero en bancos o en sus hogares pero seguir pensando que son pobres. Sienten la necesidad de ahorrar lo máximo posible y de guardar artículos sin ninguna utilidad con vistas a un futuro incierto en el que supuestamente van a necesitar todas esas numerosas cosas acumuladas y custodiadas, lo que se conoce como pensamiento intrusivo. Una persona afectada puede arrastrar a otra de su entorno a padecer el mismo comportamiento.

Supone un abandono del estilo de vida anterior, de su higiene, de su alimentación, de su vida social.

Es difícil diagnosticar un caso de Diógenes. Más difícil aún es precisar si se trata de una enfermedad o de un estilo de vida. Un estudio realizado por el hospital de Bellvitge, en Cataluña, con la colaboración del Intitute of Psychiatry de Londres, se centra en la relación del enfermo con el espacio. Aseguran que una casa en la que dos tercios del espacio la ocupan objetos, en un problema. Por otra parte, es importante estudiar este espacio. Existen enfermos que están controlados y que guardan toneladas de objetos, pero tienen diversas parcelas o naves para hacerlo. Es decir, el único motivo por el que no se ven rodeados de esta basura en su casa será su familia y poseer terreno que pueden utilizar con este fin.

Otro estudio, esta vez realizado por David Tolin, director del Centro de Trastornos de Ansiedad y del centro de Terapia Cognitivo Conductual del Institute of Living de Hartford, en Connecticut, explica que, tras realizar un experimento con enfermos en los que les pedían que eligieran entre quedarse o desechar diferentes papeles, la actividad neuronal de estas personas era diferente del de las personas sanas. Presentaban, al parecer, una alta concentración de actividad neuronal en las zonas del córtex del cíngulo anterior y el córtex insular. Se enfatizan los problemas de la toma de decisiones y para estas personas les parece imposible tomar una decisión correcta.

Por lo tanto, aunque ha habido avances en la investigación de este trastorno del comportamiento aún no estamos frente a su denominación como enfermedad ni se le conoce un tratamiento diferente al del apoyo social.

A día de hoy, 1,7 de 1.000 ingresos hospitalarios son por esta causa, aunque antes de hospitalizarlos tienen que detectarles una patología previa que sea la base de ese comportamiento. Normalmente está ligado a la demencia o a la depresión. Muchas de estas personas viven solas porque han perdido a sus parejas, no tienen descendencia o no superan un problema económico. Pero este comportamiento huraño no siempre lleva implícito un trastorno mental. Sin embargo, si este no es diagnosticado, tendría que regresar al basurero que es  su hogar. 

Syllogomanie-PuteauxLos malos olores de estas casas afectan a las comunidades de vecinos y tienen lugar las denuncias. El Servicio de Apoyo Psicológico al Mayor en Aislamiento Social de Madrid lleva la asistencia social a los ancianos más allá y está especializado en el tratamiento de casos extremos, como personas recluidas en sus casas. Ana Belén Santos-Olmo, miembro del SAP y profesora en la Universidad Complutense nos explica hasta qué punto es necesaria su intervención: “supone un problema de habitabilidad en la vivienda, como caídas por los obstáculos o riesgo de incendios”. Es un problema social. El hogar de los enfermos llega hasta tal punto de suciedad que no pueden hacer vida normal en la habitación o prepararse la comida en la cocina. Es insalubre, y se pueden llegar a producir plagas de insectos y ratones. Su misión es “facilitar la comprensión por parte de estos enfermos de la necesidad de cambiar, de limpieza”.

Muchos de ellos firman el consentimiento que permitirá limpiar sus viviendas, pero el trabajo del SAP no solo se acaba ahí sino que se especializan en la reinserción de los enfermos. Intentan quitarle los traumas para manejar sus emociones negativas e lograr que no recaigan en la conducta del pasado: “Lo que para nosotros es basura, para ellos es un tesoro”.

Como cabe imaginar, muchas de las personas con esta conducta se niegan a recibir ayuda ya que no tienen conciencia de su problema.

Por último, la experta en Síndorme de Diógenes, nos aclara las diferencias principales entre este patrón de comportamientos y otros relacionados. “No se trata de coleccionismo. Los coleccionistas clasifican su contenido y se marcan objetivos de terminar algo. Los acumuladores nunca harían eso”. Se obsesionan con lo material, pero no de la misma manera, al igual que las personas con TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo), que liberan angustia repitiendo la misma conducta, que en este caso sería comprar un objeto y acumularlo una y otra vez. El trastorno de adicción también afecta a la acumulación de objetos. «Los adictos a acumular necesitarán comprar un producto que les obsesione, pero una vez lo tienen perderán el interés y lo tirarán.»

¡Si te ha gustado esta entrada sobre este trastorno del comportamiento no te pierdas las entradas de comportamientos de  vivir en un barco, los Heavies de Gran Vía o toda nuestra semana de fobias!

Mónica San Justo Blanco

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María Martínez: “Nunca viene mal aprender a valorarse a uno mismo”

Son las 12 de la mañana de un 30 de noviembre, una fecha marcada en el calendario de muchos por el Día Internacional de los Trastornos Alimenticios.

En Madrid ya ha entrado el frío, plumones y guantes visten las calles de la ciudad. Me dispongo a recoger a María en su casa para pasar un día con ella, somos amigas desde hace varios años, pero solo ha pasado uno desde que le diagnosticaran un trastorno alimenticio, concretamente la anorexia nerviosa.

La doctora Montserrat Graell, coordinadora del servicio de psiquiatría y psicología del Hospital Niño Jesús de Madrid, la define como una alteración mental que deriva en una alteración de la conducta consistente en la obsesión por perder peso y en tener una imagen corporal distorsionada.

A María se la detectaron a la edad de 17 años, y es que esta enfermedad cada vez aparece a edades más tempranas. Según la Asociación contra la Anorexia y la Bulimia (ACAB), este tipo de  trastornos de conducta alimentaria suponen la tercera enfermedad crónica en la población de entre 15 y 29 años y se calcula que el 11,5 por ciento de las jóvenes tienen un riesgo elevado de padecerla.

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Toco al timbre y me abre la puerta su madre, que tan cariñosa como siempre, me pide que este pendiente de ella, pues la involucración de su entorno más cercano es vital.

James  Lock, director del Programa Integral de Trastornos de la Comida en el Hospital de Niños Lucile Packard de Stanford, afirma que si se involucran en el tratamiento, las familias pueden ser de utilidad, pues el tratamiento centrado en la familia y el entorno más cercano funciona más rápido y de forma más rentable para la mayoría de los pacientes.

María baja las escaleras y juntas salimos a la calle. Nos disponemos a dar un paseo por el retiro, es un sitio que le da mucha paz. No hace mucho que empezó a ir al psicólogo  y alguna vez me ha comentado que en ocasiones le agobia tener a todo el mundo encima y no sentirse del todo libre.

La gran mayoría de jóvenes que sufren esta enfermedad suelen sentirse presionadas por su entorno y reclaman la falta de control sobre su propia vida según un estudio de la Cruz Roja.

Después de recorrernos gran parte del parque hablando de nuestras rutinas, le invito a que nos sentemos en el césped, porque yo ya no podía más y aunque ella parecía que quería seguir moviendo el cuerpo, ambas sabíamos que ya estaba cansada.

Uno de los síntomas más característicos de la anoréxica según un informe publicado por Sanitas es la continua realización de ejercicio físico por parte del enfermo con el objetivo de quemar calorías.

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Harriet Smith quien superó una grave anorexia que la llevó a pesar 31 kg con una altura de 1.75 centímetros reconoció en la revista digital Punto Vital: “estaba obsesionada, yo antes corría hasta quedar agotada, sólo para perder grasa y adelgazar”

Extendemos una manta  y nos tumbamos al sol. Con normalidad, como recomiendan especialistas de la Asociación en Defensa de la Atención de la Anorexia Nerviosa y la Bulimia (ADANER), le pregunto por la terapia y me dice que le ayuda bastante y que están intentando profundizar en su interior para ayudarla con su autoestima.

Las personas que no siguen el “modelo ideal de delgadez” impuesto por los medios, tiende a no valorarse positivamente y sufre las consecuencias de la baja autoestima según Un estudio publicado por la Cruz Roja en su página web.

Cuando estamos en un ambiente de mayor confianza, me lanzo a preguntarle si ella se ve con unos kilos de más ya que es algo que me impacta pues siempre ha sido una chica de complexión delgada. Lo cierto es, que en la mayoría de los casos la anorexia genera lo que la doctora María José Castro, experta en patologías del comportamiento alimentario,  llama una “distorsión de la propia imagen corporal”. María me dice que no pero que sí es cierto que en muchas ocasiones ha querido verse a sí misma como a las chicas de los anuncios de la televisión o las modelos que aparecen en las revistas.

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Las chicas jóvenes son muy susceptibles y consumen con facilidad lo que los medios de comunicación les venden a todas horas, especialmente la idea de que el éxito personal, social y profesional puede alcanzarse fácilmente si se tiene una figura en extremo delgada. (Doctora  Aliza A. Lifshitz, especializada en trastornos alimentarios)

Con seriedad afirma que todo depende del control que tengas de tu mente y asegura que está intentando aprender a manejarla: “Intento aprender a dominar mi propia mente antes de que ella me domine a mí”. Dice que también le están siendo muy útiles los libros de autoayuda, de hecho me recomienda que empiece a leer alguno  porque cree que es algo que todo el mundo debería leer: “Nunca viene mal aprender y valorarse a uno mismo”, dice con una media sonrisa.

Creo que ya hemos alcanzado el culmen de nuestro encuentro, hemos compartido confidencias y ya ha llegado la hora de comer, por lo que nos dirigimos a su restaurante italiano favorito. El psicólogo que trata a su familia dijo que el momento de la comida había que tratarlo con normalidad, no destacarlo como un momento culminante, sino como una rutina más, por lo que cada una elige su plato sin hacer ningún comentario al respecto, el ambiente es igual de amable que antes.

Durante la comida hablamos del avance de María, hace una semana tuvo una reunión en la que le mostraron los logros obtenidos con el tratamiento. Sus ojos brillan al hablar de ello, con lágrimas  reconoce que temía que hubiese podido perder la vida por esta causa pues aunque sabe que ha estado lejos de ello, la línea de la gravedad en esta enfermedad es muy fina.

Sufrir anorexia aumenta unas cinco veces el riesgo de muerte y padecer bulimia u otro tipo de desorden alimentario lo duplica, según un estudio realizado por investigadores de la Loughborough University, en Reino Unido, publicado en “Archives of General Psychiatry”.

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Me levanto, le abrazo y emprendemos el camino de vuelta a casa. En las últimas reflexiones de nuestro encuentro ambas estamos de acuerdo en que aunque esté siendo un proceso largo, los resultados son buenos. Para mi sorpresa me pide que le acompañe a alguna de sus sesiones y yo sin duda alguna acepto.

La asociación ACABE afirma que la recuperación es larga, y requiere un esfuerzo constante, precisándose profesionales muy especializados y un gran apoyo por parte del entorno familiar y social.

Al llegar a su casa, nos despedimos y me da las gracias por el día de hoy. Al fin y al cabo todo el mundo necesita que alguien le escuche, de cero y sin interrupciones, liberarse de todo lo que le ahoga, y ahora María sonríe y parece estar mucho más relajada. Me lanza una última reflexión que yo recojo como un regalo:

«La vida pone ante nuestros ojos situaciones muy difíciles pero sin duda, todo depende de la mirada con la que lo queramos enfrentar, de la cara de la moneda que queramos elegir»

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Yo también  tengo  mucho que agradecer  a María por este día, porque gracias a que ella se ha permitido desnudar el alma, yo he aprendido una gran e infinita lección: el esfuerzo, la constancia  y la  confianza en uno mismo son la llave que nos abre la puerta de nuestra libertad y nos hace dueños de nuestra propia vida.

Almudena Pitto García