Reportaje: La dura y constante lucha de la agorafobia

El escalón de mi casa era como una auténtica muralla, es una de las sensaciones más duras que recuerdo de mi ansiedad. Anónimo

La agorafobia  es el miedo a las situaciones en las que la persona percibe que pueda resultarle difícil o embarazoso escapar, o pueda no disponer de ayuda si sufre una crisis de ansiedad como por ejemplo lugares públicos o medios de transporte. Esa angustia la que ayuda a desarrollar un comportamiento de evitación que va limitando la movilidad en la vida cotidiana, en otras ocasiones no llega a ser tan extremo y el afectado sale  a la calle, eso sí en condiciones de gran malestar.

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Entre los criterios de diagnóstico establecidos por el DSM IV de la Asociación Americana de Psiquiatría están los siguientes:

  • Aparición de ansiedad al encontrarse en lugares o situaciones donde escapar puede resultar difícil (o embarazoso) o donde, en el caso de aparecer una crisis de angustia puede no disponerse de ayuda.
  • Se evitan situaciones como viajar, ir a hacer la compra, etc. Se resisten a costa de un malestar o ansiedad significativos por temor a que aparezca una crisis de angustia yse hace indispensable la presencia de un conocido para soportarlas.
  • El miedo o la ansiedad es desproporcionado al peligro real que plantean las situaciones agorafóbicas y al contexto sociocultural.

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  • El miedo, la ansiedad o la evitación es continua, y dura típicamente seis o más meses.
  • El miedo, la ansiedad o la evitación causa malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.
  • Si existe otra afección médica (p.ej., enfermedad intestinal inflamatoria, enfermedad de Parkinson), el miedo, la ansiedad o la evitación es claramente excesiva.
  • El miedo, la ansiedad o la evitación no se explica mejor por los síntomas de otro trastorno mental- por ejemplo, los síntomas no se limitan a la fobia específica, a la situación; no implican únicamente situaciones sociales (como en el trastorno de ansiedad social); y no están exclusivamente relacionados con las obsesiones (como en el trastorno obsesivo-compulsivo), defectos o imperfecciones percibidos en el aspecto físico (como en el trastorno dismórfico corporal), recuerdo de sucesos traumáticos (como en el trastorno de estrés postraumático) o miedo a la separación (como en el trastorno de ansiedad por separación.

*Nota: El diagnóstico solo puede ser realizado por un médico especialista.

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La agorafobia me tuvo encerrado en casa sobre todo un año, en el cual conseguí salir muy pocas veces a la calle y siempre muy cerca de casa. En la calle tenía miedo al mareo, al ataque de pánico y al bochorno de que la gente me viera si me pasaba algo. Anónimo

Declaraciones como estas no pueden resultarnos extrañas hablando de agorafobia, pues muchos son los síntomas psiconerviosos por los que tienen que pasar los que padecen esta enfermedad. Los más habituales son los siguientes:

  1. Sentir temor de quedarse solo.
  2. Sentir miedo a estar en lugares donde el escape podría ser difícil.
  3. Sentir miedo a perder el control en un lugar público.
  4. Dependencia de otros.
  5. Sentimientos de separación o distanciamiento de los demás.
  6. Sentimientos de desesperanza.
  7. Sensación de que el cuerpo es irreal.
  8. Sensación de que el ambiente es irreal.
  9. Tener temperamento o agitación inusuales
  10. Permanecer en la casa por períodos prolongados

Recuerdo que llegó un momento en el que me dije «¿y si me da? bueno, ¿¡pero qué pasa!?», muchos mareos y crisis me habían dado hasta ése momento y aún seguía vivo.  Lo único que me podía ocurrir era más de lo mismo, y total, tampoco estar encerrado en casa hacía que la ansiedad desapareciera. Yo tenía que salir de aquello sí o sí. Anónimo

Y así pasamos al siguiente punto, una vez estas atrapado entre las cuatro paredes de tu casa, y eres preso de una ansiedad intermitente, ¿cómo puedes salir de esa prisión? ¿Cómo enfrentar la agorafobia?

Una de las opciones más típicas es la Terapia Cognitivo- Conductual. Este tipo de terapia apunta a la modificación de la conducta de la persona, por lo cual tiene resultados altamente favorables en lo que refiere a las fobias. El terapeuta va a trabajar con la persona en el desarrollo de habilidades que le permitan controlar la ansiedad y aprender a manejar la situación.

También es conveniente realizar ejercicios de relajación y respiración pues te ayudan a liberar la tensión por la situación temida.

Antes de salir a la calle practicaba la relajación. Éso hacía que saliera con menos ansiedad. Anónimo

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También es importante poner en palabras tus miedos, es decir, hablar del tema. Comunicarle nuestros sentimientos a alguien de confianza permite liberarte de la alta tensión.

Piensa en la situación. Imagínate en una situación que te genere ese temor intenso, luego trata de pensar cuáles son las cosas que harías para sentirte mejor. Piensa estrategias para enfrentar la situación despojándote de los sentimientos negativos. También sustituir los pensamientos negativos por lo positivos puede ayudarte, el truco está en cambiar el significado de la situación. Tú tienes el control y tú puedes hacerlo.

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Yo tenía que salir de aquello sí o sí. Fue como una especie de huida hacia delante, serena, sin prisas ni agobios, pero muy constante. De ir cada día siempre una esquina más lejos, centrándome en la gran riqueza de detalles que entraban por mis sentidos y que habitualmente no me fijaba, para así evitar los pensamientos que precisamente ocasionaban mi miedo. Anónima.

Es un proceso muy largo que requiere de constancia y esfuerzo, hay que ir de menos a más y sobre todo no perder el ánimo. Día a día hay que valorarse los nuevos méritos, frustrarse es retroceder, algo que no debemos permitirnos  nunca, mirar hacia delante con una actitud positiva es lo que abre el camino de la luz. Lo importante es que seamos los primeros que nos tratemos de ayudar a nosotros mismos, incluso podemos desarrollar nuestras propias técnicas de autoayuda:

Trataba de fijarme en todo, absolutamente en todo.   En el color de las hojas de los árboles, en la chaqueta tan horrible que llevaba aquel señor, en el contenido nuevo del escaparate, en los olores, en el canto de los pájaros, en los coches y sus ocupantes, etc. Andaba a la vez que regresaba a mis sentidos, la vista, el oído, el olfato.  Centrado en ellos, procuraba ir cada día una esquina más lejos.  Si notaba que me mareaba, respiraba, y trataba de fijarme más.  Detalles que habitualmente pasan desapercibidos pero que igualmente entran por nuestros sentidos.  Lo cual también me llevó a la conclusión de que las cosas existen para nosotros tanto en cuanto pensamos en ellas.  El caso era no pensar en qué me podía pasar en los próximos cinco minutos, sino estar enfocado en el aquí, ahora, éste momento. Anónimo

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Por otro lado , nos gustaría destacar que es muy importante evitar todo tipo de sustancias estimulantes como el café o el alcohol, pues estas mantienen constantemente nuestro cuerpo y nuestra mente en estado de alerta.

Practica todos los días, llueve, truene o haga calor. No hay excusas para dejar pasar el momento. El momento es ahora y el mañana puede estar demasiado lejos. Trata de llegar un paso más lejos cada día y cuando sientas un poco de ansiedad quédate allí esperando hasta que desaparezca.

En definitiva, tómatelo con calma, comprueba que es posible. No te desesperes si notas que no alcanzas lo que esperabas los primeros días. Recuérdate a ti mismo que ya lo lograrás. Manté tu mente positiva y sigue trabajando. El camino se hace andando y nadie aprende a caminar en un sólo intento.

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Almudena Pitto García

BIBLIOGRAFÍA EMPLEADA

  • Agorafobia; ACTAD. Consultado el día 26/11/2015. Disponible en: http://www.actad.org/actad_cas/agorafobia.php
  • Salir de la Agorafobia; Yo superé la ansiedad. Consultado el día 26/11/2015. Disponible en : http://yosuperelaansiedad.blogspot.com.es/2013/05/salir-de-la-agorafobia.html
  • Agorafobia, huye de tus miedos; Web Consultas. Consultado el día 26/11/2015. Disponible en: http://www.webconsultas.com/mente-y-emociones/trastornos-mentales/agorafobia-hay-salida-8628
  • Agorafobia; Medline Plus. Consultado el día 26/11/2015. Disponible en: https://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/000923.htm
  • Cómo superar la agorafobia; Uncomo. Consultado el día 26/11/2015. Disponible en: http://salud.uncomo.com/articulo/como-superar-la-agorafobia-2568.html

Entrevista a Laura Corredor, herpetofóbica

fobiaLaura Corredor es una joven alicantina de 19 años con fobia a los lagartos y lagartijas. Este miedo le ha llevado a la necesidad de precisar ayuda profesional. En cierta medida es algo que condiciona enormemente la vida de Laura.

Hoy, desde Tarsius y continuando nuestra semana de fobias os traemos su historia.


¿Relacionas tu fobia con la “herpetofobia”, rama de la “zoofobia” que se relaciona directamente con el miedo a los reptiles y anfibios o solo te ocurre con lagartos pequeños o lagartijas?

Solo me ocurre con los lagartos pequeños y las lagartijas. Por ejemplo, las serpientes puedo verlas aunque me da asco tocarlas, pero no les tengo miedo. Algo parecido me pasa con las ranas. Además, este año he estado en México, donde hay muchas iguanas de gran tamaño y, aunque me daban respeto, podía acercarme bastante a ellas. Creo que lo que más miedo me da es que al ser pequeños y rápidos, no puedo controlar en todo momento dónde están.

¿Esta fobia la tienes desde tus primeros años o la has desarrollado con algún acontecimiento significativo?

Esta fobia la tengo desde hace aproximadamente 4 años y no sé exactamente a qué se debe. De hecho, recuerdo que en un campamento de verano cuando tenía 15 años dormía al lado de una ventana y una noche durante una actividad vi como había un lagarto al lado de mi ventana pero no me asusté, simplemente comenté que iba a entrar en la habitación. Es decir, que hace 4 años no tenía ninguna fobia a estos animales. Si es cierto que hay una escena de la película “Yo a Boston y tú a California” un personaje tiene un incidente con una lagartija que me impactó bastante.

¿Cómo llevas padecer esta fobia? ¿Te cuesta decir que la sufres?

No me cuesta en absoluto decir que tengo esta fobia ya que es un miedo irracional. Mucha gente se ríe cuando se lo cuento y siempre me dicen “pero si no hacen nada, se comen los mosquitos” y lo sé, pero es algo ajeno a la razón y a la lógica y la gente cercana a mi acaba comprendiéndolo.

¿Tu familia cómo lo lleva?

Para mi familia es difícil ya que vivo en el campo y en verano, que es cuando aparecen los lagartos, es complicado vivir conmigo porque siempre tienen que estar las puertas mosquiteras cerradas. Además, hay zonas de la casa en las que nunca estoy, como el sótano o el baño de la primera planta, ya que es fácil que ahí haya alguno. También es complicado porque por las noches no salgo a la terraza ni al jardín, por lo que nunca ceno con ellos. Por si fuera poco, cuando planeamos las vacaciones tienen que tener en cuenta el tipo de casa a la que vamos para que no haya lagartos.

¿Podrías explicarme la sensación que te invade cuando observas, piensas o hablas de las lagartijas? ¿Cómo te comportas? ¿Qué piensas?

Me entran escalofríos por el cuerpo, me pongo a llorar y necesito encerrarme en un lugar, cuanto más pequeño, mejor. Es más, en mi habitación, a la puerta le tengo puesto celo para que no pueda entrar nada por la rendija de abajo.

Por otro lado, cada vez que entro en casa durante los meses de calor miro todo el techo y las paredes para asegurarme de que no haya ninguna lagartija.

No pienso en nada cuando las veo. De hecho, si pensase racionalmente y lograse calmarme no actuaría como actúo. Pero en estos momentos es imposible para mí.

¿La fobia solo se presenta con la representación física del animal o también con conceptos asociados a él como colores, texturas, sonidos etc.?

Ver un lagarto tanto en persona como en una fotografía hace que me sienta mal, incluso un dibujo de la silueta me provoca cierto escalofrío. Además, no me gusta hablar del animal en sí porque me lo imagino y lo paso mal. Pero sin duda, el miedo es más intenso cuando los veo en persona, estén en libertad o no.

Háblame de tu recuerdo más intenso de fobia.

Tengo dos recuerdos: una mañana de verano estaba yo sola en mi casa y cuando fui a abrir las persianas del salón nada más levantarme se cruzó un lagarto por delante de mí. Subí a mi habitación y me quedé ahí hasta las 3 de la tarde que llegó mi madre de trabajar y lo buscó y lo mató.

Una noche volvíamos de cenar y al entrar en casa había un lagarto bebé y me encerré en la despensa durante hora y media, aunque mi madre ya lo había matado.

¿Cuál sería tu reacción y comportamiento frente a un cocodrilo o serpiente?

Nunca he visto un cocodrilo en libertad pero de encontrármelo sentiría el mismo miedo que el resto de personas en la misma situación. Puedo ver imágenes de ellos sin ningún tipo de asco, como si fuese un animal cualquiera.

Una vez, con 7 años, encontramos una serpiente en mi terraza y lo recuerdo como una situación bastante divertida en la que mi madre estaba muerta de miedo y los jardineros intentaban matarla. Si es cierto que su tacto me parece desagradable pero no provocan en mí la misma sensación que los lagartos.

¿Por qué has tomado la decisión de ir al psicólogo?

Porque en verano lo paso muy mal, me limita a la hora de hacer planes y quiero poder superar este miedo ilógico y creo que la mejor manera es yendo al psicólogo. De hecho, me está ayudando mucho.

¿En qué medida afecta esta fobia a tu vida diaria? ¿Te impide llevar a cabo alguna actividad?

En verano es muy complicado porque tengo que estar pendiente de todas las puertas y ventanas y no puedo disfrutar de mi familia todo lo que me gustaría. Además, a la hora estar con mis amigos también es un factor a tener en cuenta. Es decir, hay cosas que dejo de hacer por esta fobia.

Sin embargo, en invierno llevo una vida completamente normal y no me afecta en absoluto.

¿Padeces algún otro tipo de fobia?

No.

¿Tienes o has tenido alguna mascota?

Sí, tengo un perro desde hace 8 años.

¿Conoces a alguien que padezca algún otro tipo de fobia?

Una amiga tiene fobia a la muerte, llegando a temblar cuando piensa demasiado en el tema.

Otra conocida tiene fobia a los pájaros. En una ocasión, durante unas prácticas de coche, se quedó completamente parada en mitad de la carretera. Al parecer, su abuela tenía una granja donde mataba pollos y de pequeña ella veía como lo hacía.

¿Te has sentido alguna vez foco de burlas por ello?

Es normal que la gente se sorprenda y se ría de mí por eso. Incluso me mandan fotos por WhatsApp cada vez que se encuentran alguna lagartija, cosa que me molesta bastante porque me pone nerviosa y se toman como un juego algo que no lo es. De hecho, mi novio amenaza con regalarme uno por mi cumpleaños.

Por Mónica San Justo


Si quieres conocer otros tipos de fobias o conocer la tripofobia no te pierdas estos artículos.

Entrevista a una chica con tripofobia

La tripofobia alude al miedo o repulsión a las sucesiones de figuras geométricas muye aglomeradas, especialmente hoyos pequeños, rectángulos y círculos. Suele darse ante la exposición a imágenes u objetos reales como los panales de abejas, los hormigueros o los frutos del loto. Se categoriza como la segunda fobia más común del mundo y miles de personas afirman padecerla. Los síntomas suelen ser cosquilleos, picazón, ansiedad y náuseas.

Siguiendo la línea de Tarsius que pretende acercar las formas de vida al público, hemos entrevista a S. H. una joven de 20 años que reconoce padecer tripofobia. A continuación encontrarán su testimonio.

¿Cuándo supiste que sufrías tripofobia?

Realmente, lo que es el diagnóstico de la fobia lo supe este verano pero yo creo que lo he padecido siempre. Siempre he sentido que me daban grima las formas que tenían el relieve como hundido o en forma circular y abultado. Siempre me han dado un poco de asco, pero no sabía lo que era y este verano supe que se llamaba tripofobia. Supe lo que era porque vi imágenes que lo diagnosticaban, vamos que no podía ni verlas.

¿Qué sientes exactamente cuando ves conjuntos de agujeros o figuras geométricas aglomeradas?

Lo que siento exactamente cuando lo veo… No siempre me pasa porque tampoco es súper agudo, no es que en el día a día me muera con cosas que son redondas y tal, pero normalmente me dan grima. No sabría como explicarlo, no me gusta mirarlo. No sé…la sensación, lo que más me impacta es que, instantáneamente, me lo imagino como si fuera en la piel como granos y sarpullidos, es lo que me hace sentir peor.

¿Qué sientes al ver esta foto?

Hemos decidido no añadir la imagen al post por motivos de sensibilidad, si quieres ver la imagen pulsa aquí.

Grita y suelta el móvil desesperada.

¿Esa sensación es duradera o momentánea?

La sensación diría que no es duradera a un largo plazo pero no es que cuando veo algo que me impresiona, me impresione ese momento y a los 5 minutos se me haya pasado. Es verdad que me rayo bastante y que la imagen se me viene a la cabeza de vez en cuando, es algo raro.

¿Esta fobia afecta tu día a día?

No afecta a mi día a día, no soy sensible a ello.  Me afecta en poca medida, solo es cuando veo bultos o agujeros muy pronunciados o círculos muy juntos. Pero no es cosa de que vea un panal de abejas o como he visto ejemplos de imágenes que son los círculos de altavoces, pues no me dan esa sensación. No es que haya muchas cosas en mi día a día que me puedan afectar de esa manera.  Pero bueno, si hay días que lo puedo sufrir. Un día, por ejemplo, cuando entré en el tren había una ventana con cristales que estaba rota y los cristales formaban figuras que estaban muy juntas y aunque no eran redondeles, algo que me sorprendió, me daba grima y me tuve que sentar hacia otro lado porque me altere. Pero tampoco es que me enerve demasiado. A veces, el simple de hecho de estar tomando una cerveza y ver que la espuma que se queda tiene círculos… Lo veo y no me gusta mirarlo pero bueno, me quedo delante de la jarra y no me pasa nada. Pero tampoco es algo que no me deje vivir.

¿Sabías que hay tratamientos para este tipo de fobia mediante la exposición del paciente a ellos o a través de la insensibilización? ¿Estarías dispuesta a recibir este tratamiento?

No, lo del tratamiento me ha dejado flipando no sabía que existía. Mediante la exposición al paciente o mediante la insensibilización, ¿eso quiere decir que me expondrían a fotografías que me dan mucha grima hasta que ya no me afectase? Si es eso, no. Lo paso muy mal con ese tipo de imágenes y tampoco es algo que vea día a día. Así que paso de cualquier tratamiento porque sería pasarlo mal en esos momentos y tampoco las veo con frecuencia. Además, es con imágenes muy específicas y, a veces, me dan ganas de llorar. No sé es una sensación muy extraña.

No sabía que existía pero una vez lo pensé, que si para superar los miedos hay que enfrentarse a ellos podría ver fotos hasta que se me quitara. Pero igualmente, creo que no me enfrentaría a un tratamiento para ello porque lo paso demasiado mal como para superar algo con lo que puedo convivir.

Se suele achacar este tipo de fobia al miedo a infecciones y parásitos, sobre todo en la piel. ¿De dónde crees que puede provenir tu fobia?

Sí, sí, con lo de la piel estoy totalmente de acuerdo porque como te he dicho antes, una de las cosas que siento es que me las imagino directamente en ella. No sé de dónde puede provenir la verdad, pero sí que los sarpullidos y las cosas así extrañas en la piel también me dan mucha grima. No sé si proviene de ahí pero podría ser, me afecta bastante.

 Por Diego Poderoso

Reportaje : «Cuando el miedo se apodera de nosotros»

Tener fobia a algo puede entenderse como un trastorno emocional, o en ocasiones psicológico, caracterizada principalmente por tener miedo o pánico desproporcionado ante objetos o situaciones. En ocasiones puede catalogarse sencillamente como tener miedo, pero lo cierto es que son cosas totalmente diferentes.

Las fobias, por su parte, pueden tratarse por diferentes vías, como las técnicas de «inmersión» o las de exposición. La exposición, tiene como objetivo desensibilizar a la persona y cambiar esos patrones de pensamientos que contribuyen al miedo. Por otra parte, también se suele recurrir a terapias basadas en el psicoanálisis o en la programación neuro-linguística mediante técnicas más clínicas en los casos más extremos.

En la terapia, se enseñará al paciente a modular su sistema excesivamente sensible mediante distintas técnicas. Por una parte, se le ayuda a esforzarse a mirar aquello que le asusta y a no vigilar tanto a su entorno, procurando siempre que aprenda a regular sus interpretaciones automáticas. En el caso de las fobias especificas (a continuación veremos los tipos de fobias), se suele recurrir a la psicoterapia, que pueda enseñar al paciente las casusas de su fobia aportándole técnicas que consigan que el paciente pueda ir dominando la ansiedad ante el estímulo fóbico.

En cuanto a los tipos de fobia, se puede distinguir entre:

– Fobias sociales. Temor a ser evaluado negativamente por los demás, Problemas para interactuar con el otro, hablar en público o relacionarse con personas desconocidas.

– Fobias específicas. Pueden ser de tipo ambiental, situacional, a los animales, a la sangre, las heridas o a los procedimientos médicos u odontológicos.

– Agorafobia. Temor a los lugares en los que en caso de sufrir una crisis de pánico, no se pueda escapar. Miedo a caminar solo por la calle, viajar en colectivo, ir al cine, estadios u otros lugares. Es lo contrario a la Claustrofobia, caracterizada por el temor a los sitios pequeños, donde sienten no tener aire suficiente para respirar.

Las causas de estos trastornos son variadas e involucran factores biológicos, psíquicos, históricos y ambientales del individuo. El psiquiatra Enzo Cascardo, director del Centro de Investigaciones Médicas en Ansiedad comentó que los hijos de padres extremadamente cuidadosos u obsesivos son proclives a padecer alguna fobia. Además, la vertiginosidad de la vida actual y el stress contribuye a desencadenar cuadros que están latentes. Agregó, además, que también pueden ser provocados por traumas severos, duelos inconclusos, abusos psicológicos o sexuales.

Jennifer A. tiene 26 años, sufrió claustrofobia durante 5 años, hasta que decidió pedir ayuda profesional :

“Cuando entré en el ascensor me dije, tranquila, no ocurrirá nada. Sin embargo, no pude evitar empezar a sentirme mal, la boca seca, el corazón a cien por hora, el sudor frío y el ahogo. No podía dejar de pensar: ¿Y si me quedo encerrada? Se acabará el aire, no puedo aguantar, tengo que salir de aquí.  Por fin paró y la puerta se abrió. Entré en casa de mi amiga temblando. Poco a poco me tranquilicé. Sin embargo, cuando salí de su casa otra vez, bajé por las escaleras, no quería pasar por esa desagradable experiencia otra vez”.

«Llevaba 5 años sin poder montarse en un ascensor, ni montar en metro, ni por supuesto coger un avión. Cuando me iba de vacaciones tenía que mirar antes el mapa de carreteras para ver si en el trayecto había túneles y evitarlos, buscando así un recorrido alternativo, aunque tardara el doble. Nunca podía entrar a los probadores de las tiendas, y siempre que iba a un lugar por primera vez tenía que sentarme cerca de la ventana y tener localizadas las puertas y salidas de emergencia. Había rechazado dos trabajos por un miedo irracional a quedarme atrapada en espacios cerrados, y cuando llegó a la consulta tardó bastantes sesiones en permitirle cerrar por completo la puerta del despacho»

Óscar P.R. , por su parte tiene 32 años y es contador. Cuando tuvo que elegir su carrera universitaria no lo hizo por una fascinación con los números o la tarea contable sino porque era la que menos exámenes orales tenía a lo largo del curso. Durante la secundaria, no podía afrontar esas situaciones. Siempre conseguía buenas notas en las pruebas escritas, pero encontraba muchos problemas cuando tenía que expresar sus conocimientos en forma oral. No podía enfrentar la situación de estar frente a otros y ser el centro de atención porque se ponía colorado, le temblaban las manos y la voz se entrecortaba al límite de no poder hablar. Esos signos demostraban su nerviosismo y eso lo hacía sentir vulnerable al juicio de los demás. Decidió pedir ayuda profesional y hoy asegura : «No hay que tener miedo de pedir ayuda, es la mejor decisión que pude tomar y trataré de guiar por el mismo camino a todo aquel que lo necesite»

 

 

Estos son solo dos casos de personas que tras darse cuenta del problema, decidieron pedir ayuda, pero lo cierto es que son muchas personas para las que estas situaciones pasan inadvertidas o causan un mal mucho mayor, llegando incluso a ser paralizante y casi irremediable. La psicóloga Teresa Cleris, miembro y fundadora del Grupo Phobos, especialistas en este tipo de trastornos, explicó que las fobias forman parte del grupo de los denominados trastornos de ansiedad y constituyen una forma patógena o disfuncional de manifestar ansiedad, proyectada hacia un objeto o un tema. «La ansiedad es el motor del aparato psíquico. Todos tenemos ansiedad. El problema es cuando se transforma en trastorno. Cuando no la podemos manejar porque nos inhibe, nos paraliza y nos desorganiza de manera tal que nos invalida», señaló.

Sin embargo y como ya mencionamos, al hablar de fobias también queremos hacer mención a todas aquellas técnicas que ayudan a que el problema pueda disiparse poco a poco. Cada vez son más las posibilidades de que las personas con fobias encuentren una solución a esta situación que no solo les afecta a ellos mismos sino también a su entorno, y a la posibilidad de crecer y desarrollarse como persona.

Desde la Asociación Española de Trastornos de Ansiedad se recomiendan dos tratamientos que complementen los de exposición e inmersión : el farmacológico y el terapéutico.

Según descripciones del psiquiatra, en una primera instancia se realiza un diagnóstico a través de un cuestionario, para determinar el tipo de trastorno que padece el paciente. Le sigue la etapa de la psicoeducación, que no es otra cosa que informarle tanto al individuo como a los familiares cuál es la enfermedad que está padeciendo, sus características y el tratamiento. Finalmente se completa con una terapia cognitiva-comportamental, que, según reveló Cía, «ha demostrado estadísticamente ser muy eficaz en este tipo de males, con un 70% de resultados positivos y con efectos persistentes a lo largo del tiempo».

Lo que está claro es que teniendo en cuenta que al rededor de un 30% de la sociedad, según estudios epidemiológicos realizados por distintos países del mundo, sufre o ha sufrido alguna fobia; no estamos ante un suceso aislado o poco común. Con posibilidad de tratarse y erradicarse, podemos decir que se trata de una situación cada vez mas controlada y que permite que los pacientes que la sufren puedan disfrutar de una vida normal, tranquila, y sin presión; contribuyendo de esta forma a poder relacionarse, tomar decisiones y dejarse llevar sin que el miedo, el agobio, o la angustia se apoderen de su cuerpo.