“Solo tiene sentido vivir en un barco si el objetivo principal es viajar”

Entrevista

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Nacho G., es un chico que decidió abandonar la vida en la ciudad para vivir durante cuatro años en un velero de 8 metros. Acompañado únicamente por una compañera más (aunque su familia lo visitaba siempre que estaba en el puerto de casa), recorrieron durante este tiempo un centenar de puertos, pudiendo visitar así un gran número de ciudades repartidas entre España, Portugal, Marruecos y las Islas Canarias, entre otras.

Asegura haber tomado esta decisión porque posee un gran afán por vivir nuevas experiencias, conocer mundo y abrir horizontes; no solo para enriquecerse a sí mismo, sino también para evadirse de todo aquello a lo que ya estaba acostumbrado: “Lo mejor de vivir en un barco es la posibilidad de viajar con tu casa a cuestas a dónde quieras, poder vivir donde más cómodo te sientas, conocer gente todos los días y tener siempre algo nuevo que aprender. Solo tiene sentido vivir en un barco si el objetivo es viajar y ampliar horizontes tanto físicos, como emocionales”.

Sin embargo, asegura haberse encontrado con más dificultades de las que creía: “Dedico aproximadamente 2 o 3 días a la semana, lo que se resume en 2/3 partes del año, mucho más de lo que invertía viviendo en un piso. Aquí todo lo tienes que arreglar tú y en el mínimo tiempo posible, porque cualquier fallo puede echarlo todo a perder; ya no solo por el barco, sino también por tu seguridad”.

Vivir en un barco comenzó a ser una tarea difícil debido a la complejidad, a los costes y a la falta de materiales con los que vivía antes de sumergirse en esta aventura, por eso, recomienda: “Consiste en adaptarse y en saber optimizar, tomárselo todo con un poco de filosofía y, sobre todo, aprender a querer una vida basada en la sencillez y en la simpleza, sin demasiadas cosas”.

A medida que pasaban los meses, fue acostumbrándose a determinadas cosas que le daban un poco de respeto, como los movimientos del barco, el espacio o el mar en condiciones meteorológicas adversas: “Comencé a restarle importancia, con el paso del tiempo apenas notaba que se movía, y al final, el barco se me terminó haciendo grande”.

Por otra parte, asegura que lo que menos les costó fue adaptarse a la comida y la nueva forma de recaudar alimentos: “Lo consigues todo tú, y eso te dota de una gran independencia. Además, cocinas lo que quieres y cómo quieres, siempre cosas sanas, lo que hace que puedas estar en forma, algo que en la ciudad descuidaba mucho más”

Vivir en un barco durante tanto tiempo implicaba que no pudiese trabajar, y que el único dinero del que dispusiese se tratase del que tenía antes de tomar esta decisión, por lo que tuvo que rentabilizar sus ahorros al máximo para que esta experiencia saliese como esperaba: “Me gasto aproximadamente 400 euros al mes, sin invertirlo en cosas inútiles, nada que ver con lo que me gasto y me gastaba en la ciudad, que podría decir que en ocasiones dobla incluso esa cantidad”.

La vida en el barco le ofreció, por otra parte, una vida social de lo más activa, algo que asegura haber sido de las cosas más satisfactorias de su experiencia: “Pasaba mucho tiempo acompañado en los puertos que visité, algunos vecinos me invitaban a cenar y a pasar un buen rato, además, elegíamos la mejor zona del puerto para poder ver la ciudad, y en época de fiestas poder disfrutar de los fuegos artificiales. Todos estábamos deseando encontrarnos con alguien, siempre lo pasábamos muy bien”.

En 2013 decidió abandonar la vida en el barco para volver a la ciudad. Consideraba haber cumplido su objetivo de vivir la experiencia y disfrutar. Ahora se encarga de animar a todo aquel que en algún momento se lo ha planteado, y se despide diciendo: “Todo aquello que se te pase por la mente y pueda hacerte feliz, no tienes más que hacerlo. Adentrarte y dejarte llevar, vivir experiencias. La vida, al fin y al cabo, te lo agradecerá”

 

Estos son algunos de los libros sobre cómo vivir en un barco que ha recomendado al finalizar la entrevista. En ellos puedes encontar consejos, labores a realizar durante las travesías, y una amplia lista de los materiales  más imprescindibles:

  • “El marinero autosuficiente”, Lin y Larrey Pardey
  • “El navegante capaz”, Lin y Larrey Pardey.
  • “Viajando a vela”, Eric Hiscock.